CHICHI

El yoga me sanó y me rescata día a día…

Mi primer acercamiento al Yoga fue en mi época Universitaria, practiqué esporádicamente mientras estudiaba derecho, recuerdo que me hacía tan bien, física y sobre todo me otorgaba calma en época de exámenes. Luego sin darme cuenta caí en la vorágine del trabajo, dejé de practicar, luego me casé vinieron mis hijos y sin darme cuenta comencé a desconectarme de mi cuerpo y mi presencia.

Hace 7 años mi vida dio un vuelvo completo, de la noche a la mañana me diagnosticaron cáncer de mama un grado bien avanzado, y ahí estaba yo, con dos niños pequeñitos, asustada y con ganas de vivir. Una mañana me sentía tan agotada, me dolía tanto todo el cuerpo que añoré sentirme como a los 20 con mi cuerpo sano y fuerte, entonces esa mañana pese a las recomendaciones médicas busqué clases de yoga y comencé mi camino de vuelta a casa, a mi esencia a mi ser.

El yoga se transformó en mi medicina, en mi terapia, a través de la práctica fui conectando con mi cuerpo, con mi esencia y con mi presencia, esa terapia me sanó no sólo de los malestares físicos post quimios, sino que en muchos aspectos, cambio la forma de vivir la vida, de ver mi entorno y el mundo. El yoga me rescató y me transformó, día a día me ayuda a encender esa luz interna. 

Abandoné mi carrera de abogado y me hice instructora de yoga hace ya 5 años.

Hoy en día comparto esta medicina y forma de vida en Agara Sala (@agarasala), mi salita, un espacio íntimo donde doy clases de Vinyasa, Yin Yoga, ayudando a mis alumnos conectar y a encontrarse de la mano de esta práctica maravillosa.